Blanca y feliz Navidad

Hoy ha sido un día de lo más agitado, a penas se abrío el negocio no se desocupó hasta las siete de la tarde, estuvo llenísimo todo el día, y a esa hora aún entraba gente, con la única diferencia de que eran dos ó tres personas, no veinte o treinta. Creo envolví al menos cien zapatos.
Me quedé en el negocio hasta las 9.30 mientras ayudaba a mi abuelo a envolver regalos para algunos nietos y mientras mi lastima se apoderaba de su situación actual (solo, sin cena, ni familia). En estas fechas bien poco satisface escuchar un "se lo merece" o "él se lo buscó", pero tampoco se puede esperar una reconciliación instantánea o automática del 24 y 31 de diciembre, así que tuve que dejar de lado mis pensamientos lamentones/tristones. Cuando pensé que no quedaba ninguno, me enteré de que la familia castreña (una tía, cuatro primos), no vendría por problemas equis, bastante imbéciles para señoras grandotas. ¡Genial! -pensé-, otra navidad separados, otra navidad aburrida, otra navidad llorona, otra navidad con comida aburrida y quejas fomes. ¡Genial! Otra pésima navidad para el recuerdo. Pero, ¿sabes qué?, me equivoqué, nosé si porque la navidad del año pasado fue un asco, esta me parecerá hermosa, no lo sé, pero mientras tenga el sabor y mantenga un recuerdo agradable está bien.
Descubrí que no es necesario tener a la familia completa (como era la costumbre), para que estemos unidos, lo pasemos bien y compartamos, sólo se requiere tener la alegría y las ganas de que esto sea así.
Hubiera sido hermosisíma con ellos acá, en estas fechas si que se nota lo que cada uno aporta en estas situaciones inusuales (por llamarlo de alguna manera), pero son cosas que las fechas ameditan que sean cosas remediables, aunque esto no implique que no sean extrañables.
Mis regalos, la comida y las sonrisas, estuvieron geniales :).