sábado, 7 de marzo de 2009

Odio los dentistas.

Me sacaron un premolar hace menos de 24 horas; me pusieron anestecia cerca de un nervio y del afectado, produciendo adormecimiento en media lengua, medio mentón, media mejilla y medio labio. Te tocas, peñiscas, muerdes, te hieres y no sientes nada. Comes sin saborear y hablas sin hablar. Es gracioso, no obstante desagradable; creo que las agujas y esa anestesia son la razòn principal por la que todos odiamos a los dentistas (dejando delado su escasa compación).
Tengo dos puntos extrañamente plásticos o algo similar pero que no es hilo común para operaciones orales (¿bucales?).
Tengo la cara un poco inflamada, un poco fea al igual que la encía del premolar y alrededores.
Debo guardar reposo, pero es terrible quedarse en cama viendo las pobres programaciones y las películas a la mitad en un día de sol, más aún en fin de semana. Sólo diclofenaco, paracetamol y comida blanda me acompañan este sábado y domingo.

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